Papi Marcel

Cuando aún me hacía la corte, Príncipe me invitó al Kabuki para celebrar el primer finde postvendimia juntos. Se pasó la cena hablando de sus abuelos Papi Marcel y Mami L’Autre. La huerta, los tomates, la paella en el garaje, el exilio, su tienda de ultramarinos, los veranos en Valencia. Mientras tanto, cayeron dos botellas de vino. Luego nos fuimos de copas y ya no sé de qué hablamos. 

Hemos recordado muchas veces más su infancia en Agen y los años que vivió con ellos, y lo cuenta siempre con tanto cariño que podría escucharle durante horas.
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Hace una semana nos dejó el abuelo valenciano. Coincidí con él sólo un par de veces; era ya muy mayor pero aún así me hizo el tour de la huerta explicandome dónde se plantaba cada cosa. Echaré de menos sus batallas al teléfono mezclando español y francés.

Éste es mi pequeño recuerdo  para el  hombre que enseño a Príncipe a hacer paella; a amar la tierra, las flores y las verduras; a boxear; a pescar; a decir no tres veces antes de aceptar algo; a ser optimista y apasionado.



Gracias Papi Marcel.
Marcelino Cifre (1921-2017)


Podéis escribirme o ver aquí mi trabajo como ilustradora y muralista.

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