Es sábado por la mañana. O domingo. Me despierto feliz y descansada tras diez horas de sueño.
Sigilosamente me levanto, me pongo las gafas, el legging de andar por casa y me ato el moño. Bajo las escaleras de puntillas hasta la cocina. Y sin hacer el más mínimo ruido empiezo a prepararlo todo.
No cabe más en la mesita: las hermosas tostadas, los tomates del huerto recién cogidos, peladitos y cortados, el café humeante y mi País Semanal a punto (bueno, sí, o el Hola... Tampoco pasa nada, no...?).
Y me siento, recelosa porque bien sé que todo puede estropearse en el último momento. Y efectivamente!! Justo, justo, justo cuando echo mano a la primera tostada... Aparece ese ser barbudo y temido!! Que es...
A qué os suena de algo? Me temo que hay varios especímenes de estos repartidos por el mundo... Y olvídate de luchar contra ellos!
Besos a todos y larga vida a los desayunos silenciosos! Shhhhhh...
(Perdóname Príncipe, en realidad eres guapísimo y no tienes ni la mitad de pelo. Y estoy muy enamorada de tí. Pero ya podrías dormir un ratito más...).
Desayunos relaxing???imposible!! Con gañanes "adorables " en casa jajaja
ResponderEliminarSí sí, adorables en cuanto te has terminado el café!!
ResponderEliminar